Un equilibrio con sentido práctico y social
Gina Ocqueteau, Emprendedora
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Gina Ocqueteau
A la hora de escoger una definición para la palabra “equilibrio” me inclino por la que dice que es la “ecuanimidad, la mesura y la sensatez de los actos y los juicios”. Una proposición que presenta características genéricas y diferenciales, de algo material o inmaterial, para tomar la mejor decisión posible. Una expresión que podemos aplicar en nuestro hogar, en nuestro trabajo, en nuestras relaciones sociales y afectivas, como también en nuestro contexto, hoy marcado por la pandemia.
A esto nos convoca el panorama actual: a buscar un equilibrio entre todo lo que debemos hacer para vencer al virus. Un doble desafío entre velar por la salud de la población y la necesaria actividad económica que garantice la sobrevivencia de empresas y trabajadores. Tal como la definición a la que adhiero, el estado comparativo debe ser abarcado desde disposiciones sosegadas, imparciales y sensatas, que busquen lo mejor para las chilenas y chilenos.
¿Cuál es el actual paisaje de este equilibrio? Por un lado, tenemos cifras sociales y económicas que nos hablan del aumento del desempleo, de la delincuencia por necesidad y de quienes han cruzado la línea de la pobreza, mientras que por otro contamos con cifras récord de contagiados, de ocupación de camas UTI, de fallecidos por Covid-19 o por causas devenidas de éste, de un eventual colapso del sistema, del estrés del personal de salud, etc.
A la comparación debemos agregar las presiones de los trabajadores y representantes de la salud, de la clase política y de autoridades locales, que exigen cuarentenas más estrictas en sus cumplimientos y fiscalizaciones. Argumentos que chocan con otros que abogan por el autocuidado, la libertad individual y el daño a la salud mental que generan largos periodos de confinamiento, junto con las brechas educacionales que produce la enseñanza a distancia o el efecto negativo que causa la baja actividad económica al desarrollo social del país.
¿Y quienes observan este paisaje? Los habitantes y las PYME de Chile, quienes hoy pueden sentir legítima incertidumbre sobre su futuro y sobre lo que pueden o no hacer. Quedarse encerrados o arriesgarse a salir a trabajar, buscar nuevos sustentos o mantenerse quietos ante los posibles riesgos del virus. Puntos que se han intentado equilibrar con medidas que ya conocemos: proceso acelerado de vacunación, cuarentenas focalizadas, aforos limitados, permisos restringidos, controles de traslados y salvoconductos, toque de queda, cierre de fronteras, ayuda financiera del Estado, retiros de los fondos previsionales, entre otras.
Todo este análisis tiene dos frentes. Primero, en confirmar que nada de esto es fácil, no solamente en Chile sino en todo el mundo, pues no conozco un país que no haya cometido algún error desde que comenzó la pandemia. Y segundo, ratificar que debemos estar unidos para enfrentar esta coyuntura, sin extremismos, cuentas políticas, recetas teóricas o dogmatismos predominantes.
Sí, con sentido práctico y social, viviendo el día a día con los más necesitados, resolviendo problemáticas y conciliando objetivos, como una óptima salud y el bienestar de un sustento estable para vivir. Como una balanza, cuyo equilibrio sostenga a las soluciones más pertinentes.